Hoy rememoramos a través del discurso que el Dr. Antonio María Mateos, expuso en la toma de posesión de nuestro Socio, el Dr. Enrique Crespo Rubio, allá por el mes de Abril, como Académico Corresponsal de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid.
“¿PUDO D.JUAN TENORIO SER TORERO?”
Discurso de Contestación al Ingreso como Académico Corresponsal Dr. Enrique Crespo Rubio, en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid.
28 Abril 2016
Dr. Antonio Mª MATEO GUTIERREZ
Vicepresidente de la Sociedad Española de Cirugía Taurina
Académico de Número.
Excmo. Sr. Presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid
Excma. Sra. Vice Presidenta de la Junta de Castilla y León
Sras. y Srs. Académicos
Distinguidos colegas
Señoras y Señores
Es para mí un honor la designación para contestar protocolariamente a la primera comunicación del Dr. Enrique Crespo Rubio. Con este discurso adquiere carta de naturaleza su condición de Académico corresponsal. Este nombramiento es un honor que recompensa una trayectoria. Los honores no se conquistan sino que se conceden. Y en este caso, es un premio concedido por una Entidad Académica .como la que hoy nos acoge, a un trabajo meticuloso, constante y eficaz en el tratamiento de las heridas por Asta de Toro, tema que nos acaba de exponer en su magnífico discurso.
”Ningún camino de rosas conduce a la gloria” y si hoy, en un alarde pretencioso, consideramos “gloria” al hecho de ocupar este Atril, habremos de concluir que el Dr. Crespo ha sabido caminar por la senda de la vida, sorteando dificultades y logrando objetivos que justifican esta distinción que yo calificaría de justa, merecida y trabajada.
Y puesto que hemos escuchado un discurso sobre las heridas que causan los toros no está de más recordar lo que Antonio Machado afirmaba: “En esta España nuestra, de cada diez cabezas una piensa y las otras nueve embisten”… Hoy tenemos ante nosotros una cabeza que reúne los dos aspectos pero en sentidos muy diferentes: cabeza pensante y a la vez experta en las consecuencias trágicas de las embestidas…
Porque, como profesional de la medicina, el Dr. Crespo Rubio ha adquirido especial renombre en la asistencia y tratamiento de las lesiones producidas por un agente agresor especial y muy peculiar como es el cuerno de un toro que, al embestir, daña. Y esta fama le ha sobrevenido en virtud de una larga experiencia tanto en Plazas de Toros como en Festivales, experiencia que sería imposible sin una especial afición por la Fiesta Nacional a la que ha definido en su discurso como “el espectáculo más grandioso que existe en el mundo”.
Efectivamente, espectáculo grandioso cantado por Poetas, musicalizado en pasodobles y operas, dibujado por los pinceles más excelsos, esculpido por los cinceles más delicados, representado en teatros o cines, y plasmado en relatos y novelas, el espectáculo taurino es incomparable. Albert Boadella, Director escénico español, ha escrito que “en su larga experiencia artística nunca ha sentido emoción más intensa como la que le produce el presenciar una Corrida de Toros”…
Dr. Antonio Mª Mateos (izquierda), Dr. Enrique Crespo Rubio (centro)
Cantada por Poetas…. Permítanme leerles unos versos de un poeta para definir el toreo:
“El alarde más brioso, del valor más generoso que, al jugar con una fiera, testimonio da valioso del valor de España entera”.
¿Recuerdan el nombre del autor?.. Quizás si les recito algún otro texto más conocido lo identificarán con rapidez: “No es cierto ángel de amor, que en esta apartada orilla….”. Si, efectivamente, se trata de D. Jose Zorrilla, vallisoletano ilustre y gran aficionado a la fiesta de los toros, de cuya obra “Mi última brega” he extraído aquellos versos. Hablan del valor de España entera… Ni por asomo pensaba Zorrilla que llegaría un tiempo en el que la fiesta sería denostada, atacada y utilizada como argumento para fines políticos de ruptura convivencial volviendo a una etapa de pretendidas prohibiciones que, como veremos más adelante, ya vivieron los españoles varios siglos antes del nuestro.
Y citando a José Zorrilla, permítanme la licencia de hablar de D. Juan Tenorio, aquel burlador de Sevilla y de sevillanas, aquel que dijera “yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, yo los claustros escalé y en todas partes dejé memoria amarga de mí…” aquel Marco Antonio con muchas Cleopatras, Romeo con tantas Julietas, Calixto con múltiples Melibeas. Aquel casquivano hidalgo que ha dado nombre a aquellos que presumen de sus conquistas: A estos conquistadores que cautivan a tantas damas no les llamamos Marco Antonios, ni Romeos, ni Calixtos: Les llamamos Donjuanes. Tirso de Molina mandó a su donjuán al infierno. Zorrilla quiso que el donjuán conquistador fuera conquistado por Dª Inés…
Pues bien ¿Acaso no podríamos imaginar que D. Juan también alardeara, en sus numerosas citas amorosas, de haber lanceado toros? “Cabañas bajé, palacios subí, a toros lanceé.. ¿Por qué no…?. El posible donjuán-torero de entonces, al igual que muchos donjuanes toreros actuales, podría más fácilmente enamorar a Novicias de antaño o a actrices y aristócratas de ahora, emocionándolas con sus relatos de valor ante los toros…
“Con quien quise me batí y nunca consideré que pudo matarme a mi aquel a quien yo maté”…
¿Acaso no está sugiriendo D. Juan que aquel con quien quiso batirse, fuera alguna vez un toro? “Pudo matarme a mí aquel a quien yo maté…”
Este D. Juan-torero que me acabo de sacar de la manga, efectivamente pudo morir y este es el riesgo máximo que, junto al Arte, define a la Tauromaquia. “Un paso adelante y muere el hombre, un paso atrás y muere el arte”. Sin riesgo, sin lesiones, sin la posibilidad de aquello de “matarme a mí”…la Fiesta quedaría desprovista de sus mayores atractivos.
Son muchos los heridos por Asta de Toro, lógica consecuencia de las numerosas Corridas o Festivales Populares, de los que nuestra Región es una clara muestra. En el año 2014 se dieron en Castilla y León 2275 festejos con toros de los que 2050 fueron populares y solo 225 Corridas de Toros y rejones. Desgraciadamente hubo también fallecidos. Como ha citado el Dr. Crespo fueron 16, cifra que, en nuestra opinión, siendo baja es demasiado alta…
Y enlacemos nuevamente con el Tenorio y con los donjuanes-toreros. Año pasado, verano, Plaza de Toros de Huesca. Uno de nuestros más mediáticos y admirados donjuanes-toreros resulta gravemente cogido. El parte de lesiones describe una herida penetrante en abdomen, que entre otros destrozos, llega hasta la aorta abdominal. La noticia, por ser quien era, abre todos los telediarios y viene reflejada en letras mayúsculas en la Prensa escrita. Un poco más abajo, y caracteres tipográficos más reducidos, se podía leer “El Dr. Enrique Crespo Rubio informa a los periodistas de la gravedad de las heridas del diestro y de la técnica operatoria seguida, en las instalaciones médicas de la propia plaza y confía en la ayuda de Dios para una evolución favorable de las mismas”.
Y uno piensa: Que suerte tuvo el torero, de tener a su disposición y a pocos metros del lugar del incidente, de un Equipo Quirúrgico preparado y con la experiencia suficiente para resolver el caso de inmediato. Y digo suerte y digo mal, porque los Cirujanos Taurinos no fían sus actuaciones a la suerte sino a su experiencia y autocritica, siendo muy conscientes de hasta donde son capaces de llegar y de hasta dónde deben asumir la responsabilidad de sus actuaciones.
Porque, ante un personaje archiconocido, el Cirujano asume una Popularidad que le viene impuesta y que muchas veces no desea. El caso de un torero famoso, sea o no donjuanesco, puede contribuir al prestigio de un Cirujano pero también puede comprometerlo cuando las cosas no evolucionan bien… Y después se habla de Helicópteros, de Enfermerías, de traslados arriesgados e incluso muertes por estas causas, cuando las lesiones no se abordan de inmediato, como sucediera con el padre del torero al que nos estamos refiriendo. Insisto en esta inmediatez, porque como habrán escuchado, el Dr. Crespo ha destacado mucho la necesidad de actuar con prontitud.
Y al Dr. Crespo no le temblaron las piernas y mucho menos sus manos. Pudo hacer una cura y asistencia urgente y proceder a un traslado pero no lo hizo. Hizo lo que sabía y podía hacer y lo hizo bien. Y, porque no decirlo, con la ayuda Divina pero sobre la base de una experiencia previa nada desdeñable.
Porque el Dr. Enrique Crespo no es un Cirujano Taurino recién llegado a esta faceta de la traumatología.. No. El Dr. Crespo ya nació en un ambiente familiar tradicionalmente vinculado a la Cirugía de las heridas por Asta de Toro. Ya han escuchado Vds. la historia de sus antecesores. Yo me voy a centrar brevemente en su padre el Dr. Antonio Crespo-Neches que fuera calificado en su día por un reconocido cronista taurino como “una leyenda de la Cirugía Taurina” y que siempre me distinguió con su amistad y cariño. Inolvidable la visita que hicimos a su casa de la zamorana Rúa de los Francos, autentico Museo taurino. Desde el fallecimiento de Antonio, en 2009, el cargo de Cirujano Jefe de la Plaza de Zamora lo desempeña nuestro nuevo Académico que, de esta forma, mantiene la tradición del apellido Crespo y de su permanente vinculación con esta ciudad a la que realmente adora.
No debo omitir la existencia de otra línea de “Crespos” taurinos, la que yo denomino “línea palentina” que muchos años representara su tío Dacio Crespo Hernández de Medina, y posteriormente sus primos Eduardo e Ignacio Crespo Brunet, últimos Crespos de la enfermería palentina en cuyas paredes está colocada una Placa conmemorativa del paso del apellido Crespo por aquellas dependencias…A modo de anécdota, podríamos citar que estos Crespos palentinos también tuvieron que atender a otro donjuán-torero mediático, hermano del de Huesca, por una grave contusión hepática.
Pero no es Zamora la única Plaza de Toros que el Dr. Crespo Rubio atiende. Pueblos grandes como Alcalá de Henares, Cenicientos, San Martin de Valdeiglesias y muchos municipios de la Comunidad de Madrid y del resto de España que tienen la fortuna de contar con su experiencia a modo de seguro de vida en lo referente a los heridos en las Corridas de toros y restantes festejos populares. Acabamos de mencionar entre otras, a la plaza de Huesca …
Y no se me olvida Ciudad Rodrigo. En esta ciudad salmantina tiene lugar el llamado Carnaval del Toro, autentico maratón taurino que mañana, tarde y noche proporciona festejos a pie y a caballo en los que el toro adquiere un especial protagonismo. Y no precisamente por su trapío sino más bien por las numerosas y graves lesiones que ocasiona. No hay año en el que el Dr. Crespo no aparezca en la Prensa provincial por alguna situación complicada. Este año, sin ir más lejos, tuvo que atender una grave cornada glúteo/perineal con destrozos vasculares que fuera inicialmente tratada en su enfermería pero que, dada su complejidad, hubo que trasladar y reintervenir varias veces en el Hospital de referencia, en este caso de Salamanca.
El Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo atrae a muchos visitantes que lo disfrutan intensamente. Pero también atrae a médicos, españoles y extranjeros, que, en unos pocos días, presencian y atienden a numerosos heridos aprovechando al máximo la experiencia para su propia formación. Nuestro grupo ha sugerido que se desplazaran a Ciudad Rodrigo médicos Residentes en formación para que pudieran adquirir práctica en este peculiar aspecto asistencial, del que van a tener una reducida experiencia si solo se limitaran a su estricta formación hospitalaria. Por este motivo, hace un par de años, invitamos en esta Sede al Dr. Crespo para que nos describiera los percances taurinos del Carnaval del Toro, en una memorable sesión científica en la que calificamos al Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo como “Escuela practica de Cirugía Taurina” debido a la interminable serie de heridos atendidos por su incansable equipo.
Este aspecto formativo es el que, desde nuestro reciente nombramiento como Vicepresidente de la Sociedad de Cirugía Taurina para Castilla y León, deseamos promover y para el que solicitaremos pronto entrevistas con nuestras autoridades para plantear el tema. La formación de cirujanos en este aspecto de la traumatología ha de contribuir a reducir el número de muertes y de secuelas graves que, lamentablemente, todavía tenemos que soportar.
Por si todo lo dicho fuera poco, el Dr. Enrique Crespo lleva a cabo su labor diaria como Traumatólogo en el Hospital Quirón “San Camilo” de Madrid actividad solamente interrumpida por la época de festejos taurinos sobre todo en época estival. Y a propósito de éste su trabajo habitual me gustaría relatar la anécdota que mi buen amigo el Dr. Rabadán me contara referida a una conversación suya con el famoso ganadero, tristemente fallecido, D. Álvaro Domecq. En una de sus amigables charlas D. Álvaro le preguntó: ”Oye Pepe, vosotros los Cirujanos Taurinos ¿que hacéis durante el invierno?”. Lógicamente se le respondió aclarándole que la Cirugía Taurina es una especial afición que algunos cirujanos tienen pero que el sustento nos lo ganamos operando día a día aunque esta labor no sea tan reconocida ni tan divulgada.
Pues bien, fruto de esta larga e intensa actividad quirúrgica, el Dr. Crespo Rubio comienza a cosechar reconocimientos, tanto personales como científicos. Es también Vice-Presidente de la Sociedad de Cirugía Taurina para la Comunidad de Madrid y, por tanto, compartimos mesa en las reuniones habituales de la Junta Directiva. Ha sido el creador y uno de los patrocinadores del Premio Científico “Crespo-Neches”, para el mejor trabajo sobre Cirugía taurina, y que se entrega anualmente. Tengo la satisfacción de haberlo logrado recientemente y de exhibir en mi despacho la placa con el nombre de su padre. Ha sido distinguido con el título de “Embajador cultural de Zamora” por la Diputación Provincial de aquella provincia, y hoy, es recibido como Académico en Valladolid, integrándose en el Instituto de España. Y como habrán escuchado, es el cuarto Crespo que ingresa en esta centenaria Corporación…
Y lo hace hoy aquí, en este Palacio de los Vivero, donde hace más de cinco siglos, en la Sala superior de donde hoy estamos, la llamada Sala Rica, se celebró el matrimonio de Isabel de Castilla y de Fernando de Aragón, dando lugar a la unión de los reinos y la constitución de una gran nación que se llamaría España y que hoy algunos se empeñan en denominar “este País”. Por cierto, a la Reina Isabel no le gustaban demasiado los toros. A su confesor Fray Hernando de Talavera le dijera que “se veía impotente para prohibir las fiestas con toros..” Y no se lo decía por motivos ideológicos o políticos (como algún partido ahora pretende) sino preocupada por los numerosos heridos que los toros causaban. Ella, por su parte, trató de prevenir heridos enfundando las astas de los toros con astas de otras reses muertas colocadas hacia dentro: “Será gracioso pasatiempo e cosa para mucho reír…”!
A lo largo de la historia, ha habido numerosos intentos de prohibiciones de la Fiesta con toros. A modo de ejemplo citaré los provenientes de la Iglesia de entonces, a través de algunas Bulas Pontificias. El Papa Pio V en el siglo XVI, prohibió las corridas de toros, calificándolas como “espectáculo más propio de demonios que de hombres” .Su sucesor Gregorio XIII, suaviza la Bula prohibiendo solo a los clérigos participar en tales espectáculos y sobre todo, que no se celebraran en domingos. Su sucesor Sixto V, acordó restablecer las prohibiciones de Pio V mientras en España se seguía haciendo caso de la nueva orden pontificia: o sea, ninguno. Hasta el punto existía una pseudorebelion que el Claustro de Salamanca a través de unos de sus profesores, un tal Fray Luis de León, escribió de su puño y letra al Rey Felipe II (ilustre vallisoletano) para que éste se quejara ante el Pontífice. Nuestro Rey Felipe le decía al Papa que la Bula Pontificia no surgiría efecto por “estar las corridas de toros en la sangre de los españoles”.
Y ahí siguen las fiestas taurinas: en la sangre de los españoles.”¡Que no, que no quiero verla! .Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena…” ¡Que dulcemente describe Lorca la tragedia y gloria del toreo en la muerte de su amigo Ignacio Sánchez Mejías en Manzanares!.
Y si hablamos de “sangre sobre la arena”, no olvidemos que hay otra sangre que se vierte sobre las calles y campos de nuestros pueblos a lo largo y ancho de nuestra geografía. El juego con el Toro sigue siendo una manera muy peculiar y arriesgada de celebrar las fiestas de muchos de nuestros pueblos. Hemos escuchado al Dr. Crespo, en esta su primera Intervención, que ha participado en unos 4700 festejos taurinos de los que unos 2000 han sido populares, lejos de la arena de los ruedos convencionales…La verdad es que son cifras para tener muy en cuenta. Es difícil hoy en día que los médicos podamos hablar de nuestras propias experiencias sobre un número tan elevado de pacientes. Nada menos que unos 1300 heridas por Asta de Toro de las que unas 500 han sido propiamente cornadas.. Es una estadística (Es una experiencia…) realmente impresionante.
El incidente taurino por antonomasia es la cogida. El Dr. Crespo ha descrito de forma clara como la Casta del toro, su movilidad y sus astas constituyen el trio agresor al que la fiesta debe su grandiosidad. Cualquier aficionado sabe que sin alguna de estas tres condiciones, la corrida desmerece pero cuando las tres están presentes, el espectáculo adquiere su verdadero valor, precisamente porque el riesgo se intuye o, por desgracia se materializa en la cogida. Y surge la herida, de la que Crespo nos ha recordado sus características que podríamos resumir “como pequeño orifico externo con posibles grandes destrozos en su interior”. El las califica de heridas “embusteras”. Otros cirujanos, como la Dra. Legido, las definen como “lo más parecido a las heridas de guerra”.
Y también nos ha recordado, como si de una lección se tratara, del aderezo de “suciedad” de las heridas por la forzosa contaminación de las astas. Y es que los cuernos de un toro no son precisamente estructuras limpias, pulidas, lavadas y bienolientes sino más bien todo lo contrario. Cuando tras de la cogida, el amigo o el subalterno nos pregunta ”Doctor: La herida ha sido limpia verdad?”… Pues no, nunca es limpia y por eso hay que limpiarla y hacerlo en rápidamente. De aquí la dificultad de examinar todo lo posible, abrir todo lo que haya que abrir , reparar todo lo que sea reparable y evacuar si aparece alguna lesión que requiera de una asistencia más especializada. Recuerdo una crónica de Prensa de una Conferencia mía en la Universidad de Santander “Los Cirujanos Taurinos hacen más daño que el toro”…Curiosa manera de entender la necesidad de que haya que abrir heridas aparentemente pequeñas para que no quede un destrozo sin ver o una trayectoria sin limpiar…
Concluye su discurso el nuevo Académico con dos recomendaciones o “Avisos para navegantes”. El primero dedicado a los médicos jóvenes: “Abran, exploren, extirpen, reparen, laven, desinfecten y drenen” y si no pueden, o no tienen instalaciones adecuadas, controlen al herido y evacúenlo”. El segundo consejo: Preocúpense del estado de las enfermerías en las que van a trabajar. Esto es muy importante, y aquí entramos en conflicto las Empresas, las autoridades (que hacen y deben hacer cumplir los reglamentos) y los propios médicos. No pueden volverse a repetir casos como los surgidos en un pueblo de Albacete el pasado año. Donde una gravísima cogida de un novillero tuvo que ser operada en la camilla de una ambulancia convencional, con el lógico mal resultado y nueva intervención posterior en Hospital de la Ciudad. La Plaza carecía de recinto para Enfermería, y esto no puede ser. O el incidente sucedido en nuestra Comunidad en la Plaza de Vitigudino, referido a la cogida del torero Jiménez Fortes y su anómalo traslado… Los reglamentos exigen locales de Enfermería en Plazas fijas o bien Quirófanos móviles en las demás y en todo caso con Profesionales con experiencia reconocida y suficientemente preparados. Tenemos que hablar con la Administración para que sus servicios de inspección sanitaria determinen las condiciones de las enfermerías de las plazas o pueblos de nuestra región. Unas jornadas festivas no debieran nunca tornarse trágicas…. Esta es la Tarea que tenemos por delante…
Como he dicho al principio, este nombramiento es un Premio a una destacada y prolongada trayectoria. Rara vez las distinciones llegan por un trabajo en solitario. Se requiere un ambiente favorable que allane las dificultades. Y este ambiente idóneo se logra en el entorno familiar. Goethe escribió: ”Cuando uno ha trabajado todo el día un hermoso atardecer saldrá a su encuentro”. Cuando un hombre como el Dr. Crespo ha trabajado intensamente día tras día, y año tras año no es de extrañar que surja un atardecer como el de hoy en el que consigue, como bien ha dicho, uno de sus logros profesionales más deseados. Estoy seguro que sin la colaboración de su esposa Enrica y de su hija Auxilio, este hermoso atardecer no se habría producido o habría tardado mucho tiempo en producirse. Cuantos domingos y fiestas se habrán quedado sin el disfrute en familia porque Enrique debía estar en tal o cual Plaza de Toros o hacerse cargo durante varios días de una determinada Feria Taurina. O cuantas horas de tiempo robado a los suyos por tener que visitar, vigilar o reintervenir a alguno de sus toreros heridos, aparte del cuidado de sus propios pacientes de Traumatología.
Dije hace unas líneas que pocas veces las distinciones llegan por un trabajo en solitario que, en el caso de un Cirujano, es imposible. Un Cirujano necesita de la colaboración de un Equipo Quirúrgico, en el que debo resaltar la entusiasta ayuda de su cuñado Eduardo Hevia y de sus Anestesistas, ATS y restantes componentes del grupo. Todos son los distinguidos y a todos ellos desearía hacer llegar la felicitación de esta Real Academia de Medicina de Valladolid que hoy se honra de tener un nuevo Crespo en su selecto listado. ¡Ah! y Felicidades también a ti, Antonio Crespo-Neches allí donde te encuentras… No te olvidamos…Y para cerrar el capítulo de felicitaciones, me gustaría extenderlas al pueblo y autoridades de la provincia hermana de Zamora, que nos envía a éste Embajador Cultural que acaba de presentar sus cartas credenciales con el “placet” de todos los asistentes…
Para finalizar, solo me queda recordar que con esta distinción académica el galardonado adquiere el compromiso de exponer en esta sede sus futuras experiencias quirúrgicas, sea con donjuanes toreros, con toreros no-donjuanes, con simples novilleros o con aficionados. Relátenos sus malos y buenos momentos, sus técnicas operatorias, sus resultados, sus sugerencias… y así enriquecerá las Sesiones de esta Corporación y se publicarán en sus Anales para general conocimiento. Le recuerdo la frase de Schopenhauer: ”Si uno no tiene donde explicar lo que está haciendo, su trabajo carecerá de valor”..Dr. Crespo aquí tiene, a partir de ahora, el lugar, el atril y este selecto auditorio dispuesto a escuchar sus aportaciones y a darles el valor que se merecen.
En nombre del Sr. Presidente y Académicos, Dr. Enrique Crespo Rubio, sea bienvenido a esta Real Corporación.
He dicho