Máximo García Padrós cumple 50 años como cirujano de Las VentasI
Intentábamos localizar a los cinco toreros para proponerles el encuentro y algunos no cogían el télefono. Hubo que explicarles el asunto por whatsapp. «He llamado un par de veces sin éxito, así que te cuento por aquí. Este año, Máximo García Padrós cumple 50 años como cirujano de Las Ventas. Como homenaje a su carrera, queremos hacer un reportaje reuniéndolo con cinco toreros a los que les ha salvado la vida: uno por cada década de trabajo. Nos gustaría que fueras uno de ellos. ¿Qué te parece?».
Pocos mensajes han sido tan eficaces. Fue mencionar a García Padrós y obtener respuesta inmediata: «Claro que sí», «cuenta conmigo», «por supuesto que estaré». Sirva la pequeña intrahistoria de este reportaje como prueba del agradecimiento que le profesan al cirujano jefe de Las Ventas quienes se ha visto en el trance de pasar por su enfermería. No les gusta nada a los toreros rememorar su cornadas; menos si se les pide que evoquen la más grave de su carrera, aquella que casi no cuentan, pero si es por García Padrós, lo quesea.
Y aquí están los cinco, pisando el albero de Las Ventas, dispuestos a acometer la ingrata faena. «No es agradable hablar de las cogidas o verlas, sobre todo cuando aún llevas el chispeante [el traje de luces] puesto, pero nuestra presencia es lo mínimo que podemos hacer como muestra del respeto y admiración que le tenemos», dice David Mora.
A la una de la tarde -un viernes de abril- un grupo de música pop graba un videoclip en el centro de la plaza y ellos curiosean el rodaje, sentados en el estribo de la barrera, frente al tendido 4. Esperan a que el doctor Máximo García Padrós acabe en la enfermería, donde posa para cámara de Antonio Heredia, y acuda al ruedo para las fotografías colectivas.
En la enfermería ellos no han querido retratarse, ni siquiera entrar. Sí han estado en la antesala, pero, al invitarles a cruzar la puerta que conduce a la zona hospitalaria -dos hojas de apertura automática-, han declinado. Será el único impedimento que pongan.
-¿Cómo?, ¿dentro del quirófano?, No, no, yo ahí no entro ahí ni loco, -niega con la cabeza Curro Vázquez, quien no fue capaz de ver las imágenes de su cornada hasta su retirada en 2002.
-Yo había entendido que era una fotografía en la puerta de la enfermería, donde el letrero… -se excusa también David Mora, de regreso a los ruedos tras la grave cogida de 2014 que le trae a estas páginas.
Dicen que no al quirófano, pero les sobran gestos de la consideración que le tienen a García Padrós. Como la ceremoniosidad con la que se dirigen a él. «Don Máximo, ¡qué alegría verle!», «don Máximo, ¿cómo se encuentra?», «don Máximo, tenemos que quedar a comer los seis cuando David [Mora] acabe la temporada», «don Máximo…».
Toda la información http://www.elmundo.es/cultura/2016/05/24/573ef135268e3ef06e8b45c1.html