Fundación Toro de Lídia
Estimada ministra de Trabajo
Ante una crisis producida por una pandemia, nade debe quedarse atrás,
suscribimos sus palabras. Ante una crisis producida por una pandemia,
entendemos que no hay ciudadanos de primera ni de segunda, que todos
tenemos las mismas obligaciones y, por tanto, los mismos derechos. Y
asumimos que nuestro Gobierno va a pelear por todos por igual.
Por ello, le escribimos perplejos ante la situación. No nos podíamos
imaginar que una ministra cuyo grito de guerra es que no va a dejar «a
nadie atrás» se esté ensañando con unas personas por un prejuicio
ideológico, por el simple hecho de que no le gusta su profesión.
Sinceramente, no sé si dormirá bien sabiendo que hay trabajadores
teniendo que acudir a comedores sociales con sus familias solo porque
usted ha decidido bloquear las prestaciones a las que tienen derecho.
Se trata de unos pocos banderilleros y picadores, profesionales en un
mundo difícil como el del toro, profesionales a los que usted ha
decidido ahogar solo porque no le gusta a lo que se dedican.
El pasado mayo el Ministerio de Cultura aprobó una serie de ayudas al
sector cultural, entre las que estaban unas prestaciones
extraordinarias por desempleo a los artistas en espectáculos públicos,
categoría en la que legalmente están incluidos los profesionales
taurinos. Desde el Ministerio de Cultura se nos animó desde el primer
momento a solicitar esas ayudas.
Pero desde el Ministerio de Trabajo se decidió que no, que la
ideología primaba sobre el Derecho, sobre la consideración legal de los
profesionales taurinos como artistas en espectáculos públicos,
instruyéndose al Servicio Estatal de Empleo (SEPE) que rechazara todas
las solicitudes de profesionales taurinos.
En el Ministerio de Cultura se sorprendieron mucho, aunque aplicaron
poca energía para resolverlo. El propio ministro de Cultura nos dijo
explícitamente que por supuesto que los profesionales taurinos estaban
incluidos en las ayudas que él mismo había aprobado, y nos animó a
recurrir todas las denegaciones, ya que estaba convencido de que la
justicia nos daría la razón.
Dejando a un lado lo surrealista de la situación, que un ministro nos
diga que recurramos legalmente en lugar de dirigirse a usted, compañera
de Consejo de Ministros, para pedirle que termine su acoso a los
profesionales taurinos, hay otra realidad: mucha gente no puede esperar a
que la lenta justicia determine que por supuesto tienen derecho a esas
prestaciones.
Muchas familias lo están pasando muy mal. Y usted antepone la
política identitaria antitaurina de su grupo político a la justicia.
Antepone su política identitaria a la más mínima empatía. Antepone sus
políticas identitarias incluso, y esto ya no sorprende a nadie a estas
alturas, a la protección de la clase trabajadora.
Es una grotesca farsa cada vez que usted dice que este Gobierno no
deja a nadie atrás en esta crisis. Le propongo que me acompañe a algún
comedor social donde algunos profesionales taurinos están teniendo que
ir y que se lo repita, si tiene el coraje de hacerlo.
Sé que no lo tiene, como no lo han tenido todo este tiempo en el que
ni usted ni nadie de su equipo han querido recibirnos siquiera, no han
querido tener ningún contacto con el mundo taurino cuando hemos tratado
por todos los medios de poder expresar nuestras razones y arreglar lo
absurdo de la situación. Ni usted, ni su secretario de Estado de Empleo,
ni el director general del SEPE, ninguno ha tenido el coraje suficiente
para siquiera recibirnos, añadiendo cobardía a su sectarismo.
No queremos privilegios, no queremos un estatus especial, solo
queremos lo que por derecho nos corresponde. Somos ciudadanos con las
mismas obligaciones que el resto, pero también con los mismos derechos. Y
no vamos a consentir que se nos trate de otra manera.