Hoy traemos aquí un relato-anécdota extraído del libro del Ilustre D. Adrián Martín-Albo, quien perteneciera desde sus inicios a la Sociedad Española de Cirugía Taurina.
Anécdota esdrújula que ilustra sobre la idea que tienen algunos de la Enfermería: En vísperas de una corrida, los médicos del equipo de una determinada plaza de boyante economía, hartos de trabajar gratis, advirtieron al empresario: “Si no nos paga cuanto nos debe desde la temporada pasada no cuente mañana con nosotros; búsquese a otro”. El empresario se encogió de hombros. El día de la corrida, ni corto ni perezoso, llamó al médico de familia, un bondadoso señor jubilado, no cirujano ni aficionado y le dijo: “Doctor, esta tarde le invito a los toros. Aquí tiene su entrada del burladero de médicos y un habano para que se lo fume a mi salud”. El médico, conmovido por la invitación, se fue tan contento a los toros sin sospechar la sucia encerrona que se le tendía. Esa tarde Dios no repartió suerte, o sea que hubo hule. El torero herido, angustiado, lloroso, le dijo al jubilata: “Doctor, cúreme bien para que pueda volver a torear cuanto antes. Es la primera vez que me pilla un toro”. El anciano médico, haciendo alarde de una sangre fría asombrosa, contestó: “No te preocupes, hijo mío. No eres el único nuevo en estas lides. También es la primera cornada que yo veo en mi vida”. Como ven, se trata de un caso esdrújulo, o sea verídico, folclórico y cómico si no fuera trágico.